 
Así lanza la Tierra su «ejército» de partículas de plasma 
 
 
Un grupo de investigadores del Centro de Vuelos Espaciales 
Goddard, de la NASA, acaba de realizar un descubrimiento excepcional: 
ante la llegada inminente de una tormenta solar,
 nuestro planeta no se limita a "quedarse sentado" a la espera de que la
 magnetosfera soporte estoicamente la embestida, sino que pasa al 
contraataque de forma activa, levantando un auténtico escudo adicional de partículas de plasma para oponerse a la agresión. La investigación se publica en el último número de Science Express.
En el complejo sistema de relaciones entre la Tierra y el 
Sol, hay una en particular que se repite una y otra vez desde que el 
mundo es mundo: nubes de material solar bombardean continuamente nuestro
 planeta al tiempo que su escudo magnético natural, la magnetosfera,
 evita que la radiación llegue a la superficie. Otros planetas que no 
cuentan con ese escudo han sido, como es el caso de Marte, literalmente 
esterilizados por la incesante radiación solar.
La agresión, sin embargo, no siempre se produce de igual 
forma o con la misma intensidad. Por un lado, recibimos un flujo 
constante de partículas, el viento solar, que es desviado sin problemas 
por la magnetosfera. Pero de vez en cuando, una gigantesca erupción en 
la superficie del Sol desprende una nube masiva de material ardiente que
 es lanzada a toda velocidad contra nosotros. Es lo que se conoce como 
eyección de masa coronal o CME. A veces, su configuración es tal que la 
magnetosfera consigue bloquear casi todo el plasma, o desviarlo hacia 
los polos, dando origen a sobrecogedoras auroras. Pero en otras 
ocasiones, el ataque consigue abrir grandes brechas en el escudo 
magnético terrestre y el plasma llega hasta la superficie. La 
comprensión de cómo se producen exactamente estos fenómenos resulta de 
la máxima importancia para prevenir efectos que pueden llegar a ser 
catastróficos.
Ahora, y por primera vez, un estudio demuestra cómo en 
determinadas circunstancias, todo un ejército de densas partículas de 
plasma que, en condiciones normales, rodean la Tierra en la zona 
inferior de la magnetosfera, logra extenderse como un largo brazo armado
 que corre al encuentro del material solar incandescente e intenta 
bloquearlo antes de que pueda penetrar las defensas.
"Es lo mismo que cualquiera haría si un monstruo intentara 
entrar en su casa -explica Brian Walsh, investigador del Centro de 
Vuelos Espaciales Goddard- , apilar los muebles contra la puerta. Y es 
lo mismo que hace la Tierra en esas circunstancias. Todo el material que
 normalmente se encuentra mucho más cerca del planeta es apilado en el 
borde externo de la magnetosfera, conteniendo la avalancha e impidiendo 
que el material solar entre".
En su artículo de Science Express, Walsh y sus colegas 
compararon las observaciones realizadas desde la superficie terrestre y 
desde satélites en el espacio durante la tormenta solar del 17 de enero 
de 2013. Fue un evento moderado causado por una eyección de masa coronal
 que embistió la magnetosfera terrestre durante varias horas. 
Reconexión magnética
A medida que la CME iba llegando a los bordes exteriores de
 la magnetosfera, sus campos magnéticos se iban alineando con los que 
existen alrededor de la Tierra, en un proceso llamado "reconexión 
magnética". Este es, precisamente, el mecanismo que permite a la CME 
abrir brechas en nuestro escudo defensivo y penetrar en la magnetosfera.
Afortunadamente, tres de las nave de la misión THEMIS, de 
la NASA, especializadas en el estudio de tormentas solares, se 
encontraban en el lugar adecuado (cerca del borde de la magnetosfera) 
para registrar el evento. Estaban allí tomando datos de la densa capa de
 gas que circunda la Tierra en las regiones más externas de la 
atmósfera, una auténtica esfera de plasma (partículas de gas cargadas 
eléctricamente) que rodea por completo el planeta a esa altitud y que se
 conoce como "esfera de plasma".
"Un colega que estaba trabajando en esas mediciones me dijo
 que echara un vistazo a unos datos que revelaban la presencia de una 
especie de penacho que parecía surgir desde abajo", recuerda Walsh.
Lo que THEMIS estaba viendo era algo parecido a una gran lengua formada por el frío y denso material de la esfera de plasma dirigiéndose
 directamente al punto de reconexión magnética, es decir, justo donde la
 CME estaba tomando contacto con la magnetosfera. 
Los datos del satélite mostraron, además, que ese "brazo" 
de plasma surgido de la Tierra tenía efectos dramáticos en la zona donde
 la reconexión magnética estaba teniendo lugar. El fenómeno se mantuvo 
durante todo el tiempo que duró el "ataque" de material solar contra el 
escudo magnético terrestre. "La lengua de material de la esfera de 
plasma se convirtió en una capa protectora adicional -explica David 
Sibeck, uno de los científicos de THEMIS- impidiendo la reconexión 
magnética".
Desde hacía tiempo, se habían detectado varias veces estas 
"lenguas de plasma" surgiendo desde lo más profundo de la magnetosfera 
(o lo más alto de la atmósfera), pero nadie había logrado aún comprender
 su significado. Ahora sabemos que se trata de un nuevo mecanismo de 
defensa del planeta. Un sistema que, a buen seguro, nos ha librado de 
más de una situación comprometida en los continuos ataques solares a los
 que se ve sometido nuestro mundo. 
 
Una fría capa
 de frío y denso material llamado «esfera de plasma» rodea la Tierra. 
Los investigadores han descubierto que el planeta puede usar ese 
material para evitar que las partículas solares se acerquen a la Tierra