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domingo, 21 de abril de 2013

PlayStation 4 y la nueva Xbox van a ser muy baratas


"PlayStation 4 y la nueva Xbox van a ser muy baratas y eso va a hundir a Wii U", según Michael Pachter
Michael Pachter, el analista de Wedbush Morgan, salta de nuevo a la palestra para incendiar un poco más el ambiente que rodea a Wii U.

Pachter cree que la próxima generación consolera, PlayStation 4 y la nueva Xbox, van a ser la más barata de la historia, si comparamos su precio con el de sus antecesoras. Esto va a afectar gravemente a Wii U, que si actualmente pasa por malos momentos, todavía le puede esperar un calvario mucho mayor.

Además, el analista cree que los jugadores habituales ya tienen puesta la mente en las próximas consolas, las cuales podrían ofrecer muchos más servicios, así como mayores características en el ámbito de la multimedia.

Descubiertos dos exoplanetas en la zona habitable de una estrella

Descubiertos dos exoplanetas en la zona habitable de una estrella 
Un equipo internacional, liderado desde el Centro de Investigación Ames de la NASA, ha descubierto cinco planetas orbitando la estrella Kepler-62. Los dos más exteriores son un poco más grandes que la Tierra y están en la zona habitable, por lo que podrían albergar agua líquida. El telescopio espacial Kepler ha hecho posible el hallazgo, junto al de otro sistema planetario, Kepler-69, con dos exoplanetas y uno en zona habitable.

"Un sistema de cinco planetas, de los cuales dos tienen un radio 1,41 y 1,61 veces superior al de la Tierra y están en la zona habitable”. Este es el título de un estudio que investigadores internacionales publican esta semana en Science.

El hallazgo ha sido posible gracias a las observaciones del telescopio espacial Kepler de la NASA. La estrella anfitriona es Kepler-62 y los dos planetas protagonistas se han bautizado como Kepler-62 e y f, orbitando más lejos que sus compañeros b, c y d.

A Kepler-62 e y f llega un flujo solar desde su estrella parecido al que reciben Venus y Marte por parte de nuestro Sol. Respectivamente, los dos exoplanetas reciben alrededor de 1,2 y 0,41 veces la radiación solar que alcanza la Tierra.

Basándose en modelos y simulaciones computacionales, los científicos consideran que el tamaño de estos dos nuevos planetas sugiere que podrían ser rocosos, como la Tierra, o estar compuestos de agua sólida.

De todas formas, tampoco descartan que pudieran albergar agua líquida en su superficie y atmósferas. El grupo de investigadores, coordinado desde el Centro de Investigación Ames de la NASA, reconoce la dificultad de confirmar estos datos.

Otro exoplaneta en zona habitable

Los miembros de la misión Kepler también han anunciado que el telescopio espacial ha descubierto otro sistema planetario, Kepler-69, con dos planetas: 69b y 69c. Este último es un 70 % más grande que la Tierra y también orbita en la zona habitable de su estrella, similar a nuestro Sol.

Los astrofísicos no están seguros de la composición de Kepler-69c, pero su órbita de 242 días alrededor de su 'sol' se asemeja a la de Venus.

“El equipo de Kepler informa del descubrimiento de lo que podría ser el ‘santo grial’ de la exoplanetología: un planeta rocoso con una cálida atmósfera, con ríos, lagos y mares; pero también puede que no”, valora el experto Richard A. Kerr en el mismo número de la revista.

“De hecho no hay misión actual, planificada o incluso concebible que pudiera demostrar que ese exoplaneta en particular sea habitable”, concluye el investigador.

SINC

miércoles, 17 de abril de 2013

¿Dónde estamos en el Universo?

Los astrónomos comienzan a ubicar a la Tierra en el lugar correcto del Cosmos, un enigma que nos ha inquietado desde el principio de los tiempos

Nuestro afán y curiosidad por conocer dónde nos encontramos y buscar nuestra posición en el Cosmos ha sido desde siempre una prueba a superar. Ha sido un largo camino que en ocasiones nos ha colocado en lugares equivocados, casi siempre motivado por ideas que no tienen nada que ver con la ciencia. Por ello, nuestra inquietud para conocer el lugar en el Universo donde nos hallamos ha fracasado de manera estrepitosa, pero a pesar de ello, parece que comenzamos a ver el camino correcto.
Para emprender el largo sendero que nos ha llevado a casi entender dónde nos encontramos, hay que partir desde muy atrás en el tiempo. Primero tuvimos que aprender a conocer qué era nuestro planeta; ¿un mundo plano o tal vez una esfera? Casi todas las civilizaciones pensaron que nos encontrábamos en un mundo plano y que al llegar a su final caeríamos al abismo. En realidad existía pánico en llegar al supuesto final de los océanos y caer, quién sabe dónde.

La Tierra es redonda. Pitágoras (582 a. C.-507 a. C.), piensa que la Tierra es una esfera, porque es la figura geométrica más perfecta, pero no tiene forma de demostrarlo.

 Para ello habría que esperar a Eratóstenes (Cirene, 276 a. C.-Alejandría, 194 a. C.). En la ciudad de Siena, ahora Asuán, notó que en el solsticio de verano, cuando el Sol está en todo lo alto, los objetos verticales no proyectaban sombras, pero en Alejandría sí lo hacía, con un ángulo de 7o 12’ con respecto a Siena. Como conocía la distancia entre ambas ciudades, era fácil averiguar la circunferencia de la Tierra. Una regla de tres nos determina la circunferencia de la Tierra: si entre ambas ciudades hay X km y tienen una diferencia de 7o 12’, en 360º habrá X km. Bien, el resultado fue de 39.614,4 km, frente a los admitidos actualmente de 40.008, es decir, lo clavó, y a partir de aquí no había dudas de que la Tierra era una esfera. 

De forma empírica se comprueba con el viaje alrededor de la Tierra de Magallanes y Elcano, finalizado en 1522. Hasta 1961 no vería el hombre por primera vez la redondez de la Tierra desde el espacio, gracias al cosmonauta soviético Yuri Gagarin.
 
La Tierra es el centro del Sistema Solar. Pero el hecho de conocer la esfericidad de la Tierra no nos acercaba a nuestra posición en el Sistema Solar. El astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo (85 d.C.-165 d.C.) publicó en el siglo II su obra maestra; ‘Almagesto’, en el que decide colocar a la Tierra como centro del Sistema Solar. Esta idea perduró en el tiempo unos 1.400 años, hasta el 1543. ¡1.400 años perdidos! Es una de las grandes ideas equivocadas que más ha perdurado en el tiempo, aunque Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) ya enseñaba este peculiar pensamiento, aun sabiendo que había pruebas en contra, como que Mercurio y Venus nunca se separan mucho del Sol, por lo tanto giran alrededor de él y no de la Tierra. En fin, teníamos que ser el centro de todo, aunque no somos de nada, como seguiremos viendo.
Ahora la Tierra no es el centro del Sistema Solar.

 Oficialmente, es Copérnico quien sitúa al Sol en el centro del Sistema Solar, aunque esta idea probada llega desde muy atrás en el tiempo y procede de Aristarco de Samos (310-230 a. C.). La obra de Copérnico ‘De revolutionibusorbiumcoelestium’, sobre el Heliocentrismo (el Sol en el centro del Sistema Solar), es publicada en 1543. Así pues, para situarnos un poco, sabemos que oficialmente la Tierra no es el centro del Sistema Solar. Hemos quedado desplazados.

Tampoco somos el centro de la Vía Láctea. Damos un paso de gigante para saltar a nuestra Galaxia, la Vía Láctea. Por comparación, nuestra galaxia es como una inmensa playa y nuestro sistema solar sería sólo un grano de arena, el resto de los granos son otras estrellas. Nuestra Galaxia es una isla en el Universo, con cien mil millones de estrellas. Pero existen al menos otras cien mil millones de galaxias similares. La Vía Láctea es como un disco de música, plano y con brazos espirales, con un abultamiento central o bulbo. Tiene unas dimensiones de 100.000 años luz (un año luz equivale a 9,6 billones de km.). Estas cifras marean, pero aún no nos hemos alejado mucho en el Universo. Un rayo de luz tardaría en alcanzar la otra punta de la galaxia 100.000 años viajando a 300.000 km/s. Esta es nuestra isla cósmica.

A principios del siglo XX, el astrónomo Kaptein comenzaba a dar el tamaño en cifras de la Vía Láctea, pero se quedó corto en sus mediciones, aunque se empezaba a ver la luz, pero erró al acercar el Sistema Solar al centro de la Vía Láctea. Craso error. El astrónomo Harlow Shapley, que trabajaba en el Observatorio de Monte Wilson, observó que la mayoría de los cúmulos globulares, que son grupos esféricos de hasta un millón de estrellas en apelotonada multitud y que giran alrededor de la galaxia, lo hacían hacia el centro de ella, que es donde hay más fuerza de gravedad al haber mayor concentración de estrellas. Esto indicaba que el Sistema Solar estaba muy lejos del centro de la galaxia, a unos 30.000 años luz de él, casi en los suburbios de la Vía Láctea. Otra vez quedamos desplazados.

El grupo Local de galaxias es un cúmulo de galaxias, las más cercanas a la Vía Láctea, incluyendo ésta. Es un grupo de más de 50 miembros, de modo que la mayor de esas galaxias es la de Andrómeda, el doble que la nuestra y con el doble de estrellas (200.000 millones). La segunda en tamaño es la Vía Láctea, con más de 20 galaxias satélites que giran a nuestro alrededor, siendo las más famosas las Nubes de Magallanes, sólo visibles a simple vista desde el hemisferio sur. Dentro de muchos años la galaxia de Andrómeda nos absorberá, así como al resto de galaxias del Grupo Local, creando una galaxia gigante.

El supercúmulo de Virgo

Unos 100 cúmulos de galaxias “próximas” como nuestro cúmulo, el Grupo Local, conforman una macroestructura cósmica de 200 millones de años luz de diámetro, denominado el Supercúmulo de Virgo, conteniendo más de mil galaxias. El Grupo Local gira alrededor del centro del Supercúmulo de Virgo, que lo forma un cúmulo de galaxias denominado el cúmulo de Virgo, pero lo hacemos en su periferia, a unos 60 millones de años-luz. Quien domina el núcleo de esta gigantesca estructura, es la supergalaxia M 87, una galaxia esférica que contiene un billón de estrellas y un tamaño cinco veces mayor que la Vía Láctea. Dentro de muchos años nuestro destino será caer hacia aquella galaxia, al igual que todas las galaxias del Supercúmulo de Virgo.
Si no nos hemos perdido ante tal enormidad, continuamos. El conjunto de los supercúmulos cercanos conforman otra inimaginable megaestructura cósmica denominada el Hipercúmulo de Virgo. Éste se compone de algunas decenas de los supercúmulos de galaxias “cercanos”, entre ellos el supercúmulo de Virgo.

 La Gran Muralla es la segunda mayor estructura cósmica conocida. Se compone de algunos hipercúmulos de galaxias, entre ellos el nuestro, el Hipercúmulo de Virgo. La gran Muralla mide 500 millones de años luz de largo.

La Muralla de Sloan es la mayor estructura conocida del Universo. Fue descubierta recientemente, en 2003. Tiene una extensión inimaginable de 1.400 millones de años luz (1.400 millones multiplicado por 9,6 billones sería el resultado del tamaño en km.). Otro de los grandes misterios del Universo es el denominado Gran Atractor, una fuerza descomunal, que hace que miles de galaxias, incluida la nuestra, se dirijan hacia él.

El Universo es como una esponja, tal vez redonda, que se hincha como un globo a cada momento que pasa. En la superficie de ese globo existen cavidades como la esponja. Las galaxias, los cúmulos de galaxias, los hipercúmulos y otras estructuras mayores están pegados a las paredes de esas cavidades, dejando grandes huecos, como si fueran espacios vacíos o pompas. Pero en esos huecos habita la Materia Oscura, materia que existe, pero que no se ve y se deja notar por su fuerza de gravedad. En realidad sólo vemos el 10 por ciento de la materia del Universo el resto es materia oscura. Mientras, el Universo se expande y las galaxias, a nivel global se separan. Caben dos posibilidades futuras para el Universo. Puede llegar un momento en que la expansión se frene y caiga sobre sí mismo, volviendo a reunificarse toda la materia y energía en un sólo punto, para volver a explotar en un proceso cíclico infinito, pero puede que el Universo se expanda indefinidamente. Con el tiempo, las estrellas se apagarán, las galaxias dejarán de existir y el Universo desaparecerá, al menos el nuestro, aunque es probable que existan otros universos.
…y ante esta inmensidad cósmica, ¿dónde estamos?
 
Miguel Gilarte Fernández es director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata y presidente de la Asociación Astronómica de España.

sábado, 6 de abril de 2013

Detectan un gran número de «partículas extrañas» cerca de la Tierra

Justo al lado de nuestro propio planeta, el espacio parece bullir debido a una gran cantidad de partículas de antimateria de alta energía

Detectan un gran número de «partículas extrañas» cerca de la Tierra
Imagen de la Tierra
 
Investigadores del CERN, el gran centro europeo de física de partículas, acaban de anunciar durante un seminario los primeros resultados del detector AMS (Alpha Magnetic Spectometer), instalado en mayo de 2011 a bordo de la Estación Espacial Internacional y cuya misión principal es la de encontrar antimateria y materia oscura. Y resulta que, justo al lado de nuestro propio planeta, el espacio parece bullir debido a una gran cantidad de lo que parecen ser partículas de antimateria de alta energía. De hecho, muchas más de las que cabría esperar encontrar. Los investigadores, que publicarán estos resultados en Physical Review Letters, creen que este exceso de positrones detectados (las antipartículas de los electrones) podrían ser en realidad señales que indicaran la presencia de materia oscura.
Sea como fuere, lo cierto es que, por ahora, los científicos no están seguros de cuál es la naturaleza de lo que han visto. Lo que sí tienen claro es que los resultados demuestran con creces la utilidad del detector AMS, uno de los experimentos de física más complejos y costosos jamás enviados al espacio. De hecho, y desde su privilegiada posición a 350 km. de altura, el AMS podría estar a punto de proporcionar la clave que permita explicar de qué está hecha la materia oscura.
En estos momentos, sin embargo, los responsables del experimento se afanan por comprender a qué se debe exactamente el exceso de positrones detectados cerca de la Tierra. Para Samuel Ting, uno de los «padres» del instrumento, podríamos estar ante un «nuevo tipo de fenómeno de la Física». Durante su intervención en el seminario del CERN, el físico afirmó que «este experimento es el primero que prueba en detalle la naturaleza de este exceso (en el número de positrones). Hemos observado muchos fenómenos nuevos y pronto, el origen de esos fenómenos será comprendido».
Desde que fue instalado a bordo de la estación espacial en mayo de 2011, el AMS ha detectado más de 30.000 millones de rayos cósmicos. Y ha calculado con gran detalle la proporción que existe entre los electrones y sus antipartículas, los positrones, lo que podría ser una forma de detectar la presencia de materia oscura. A caballo de los rayos cósmicos, que proceden de estrellas que explotan y otras fuentes muy energéticas y que bombardean continuamente la Tierra viajan, como se esperaaba, un gran número de electrones de alta energía. Pero los positrones deberían ser mucho más escasos de los que AMS ha conseguido detectar.
Aunque ambas constituyen un gran misterio para la Física actual, es necesario no confundir antimateria y materia oscura. La primera es la imagen especular de la materia ordinaria: cada partícula tiene, de hecho, su correspondiente antipartícula, que es exactamente igual a ella excepto por la carga eléctrica, que es la opuesta. Cuando una partícula ordinaria entra en contacto con su antipartícula (por ejemplo, un electrón con un positrón, o un protón con un antiprotón) ambas se aniquilan en una explosión de energía. Los modelos teóricos actuales nos dicen que durante el Big Bang se creó la misma cantidad de materia que de antimateria, pero todo lo que podemos observar hasta los confines del espacio está, aparentemente, hecho de materia. ¿Dónde está, pues, la antimateria que falta?
Por otra parte, la materia oscura tiene ese nombre precisamente porque no emite radiación (ni luminosa ni de otro tipo) y por lo tanto no podemos detectarla con los instrumentos actuales. Sabemos que existe por la acción gravitatoria que ejerce sobre la materia que sí podemos ver, y a partir de ahí se calcula su cantidad. Según los últimos datos de la misión Planck, publicados hace apenas unos días, la materia ordinaria, de la que están hechas las galaxias, las estrellas y los planetas, solo da cuenta del 4,9% del total de la masa del Universo. Del resto, un 26,8% es materia oscura y un 68,3 energía oscura, que podría ser la responsable del hecho de que el Universo se esté expandiendo cada vez más deprisa.
Pero volvamos a los positrones detectados por el AMS. Otros experimentos ya habían sugerido un exceso similar en el número de estas antipartículas, pero ninguno de ellos pudo corroborarlo con datos lo suficientemente fiables y, lo que es peor, hasta ahora nadie había podido aventurar lo que significan. «Los físicos teóricos -dijo Ting a sus colegas del CERN- tendrán ahora una excelente ocasión para jugar con estos nuevos datos».
Los científicos creen que la materia oscura podría estar formada por un extraño tipo de partículas a las que llaman WIMPs (weakly interacting massive particles o partículas masivas de interacción débil). Cuando dos WIMPs chocan, se destruyen mutuamente y sólo dejan tras de sí una pareja de partículas, un electrón y un positrón. La masa de estas dos partículas depende de la que tuvieran los WIMPS originales y de su energía en el momento de la colisión. Por eso, encontrar positrones en un determinado rengo de energía podría ser una señal de esas aniquilaciones de partículas de materia oscura y, por lo tanto, delatar su esquiva presencia en la región del Universo que nosotros ocupamos.
El problema, por supuesto, es que los positrones también pueden proceder de otras fuentes, como los púlsares, que los expulsarían en todas direcciones debido a su rápida rotación. Desde un punto de vista puramente matemático no debería de existir ningún positrón, porque todos tendrían que haberse aniquilado con sus correspondientes partículas de materia ordinaria tras el Big Bang. Pero los datos son tozudos, y demuestran que, contra tóda lógica, están ahí, y en un número muy superior al que cabría esperar. Ahora, los investigadores esperan que los nuevos datos del AMS ayuden a encontrar una respuesta.
Fueron necesarias varias décadas de lucha para convencer a la NASA de la necesidad del AMS. Y casi veinte años de investigación y trabajo para diseñar, construir y llevar finalmente el AMS a la estación espacial. El detector es el instrumento científico más preciso y sofisticado jamás enviado al espacio y su coste se acerca a los 2.000 millones de dólares. Pesa siete toneladas y funciona de un modo parecido a los aceleradores de partículas del CERN, con una serie de magnetos enfriados criogénicamente y que capturan las partículas procedentes del espacio. La forma en que esas partícuals curvan su trayectoria revela su carga y también su naturaleza. Gracias a los nuevos datos, la Física podría estar a punto de resolver algunos de los misterios sobre la composición y evolución del Universo en que vivimos.
«Recuerden -dijo Ting a sus colegas- que he invertido cerca de 18 años para producir estos resultados».

Disney decide echar el cierre a LucasArts

La factoría de sueños anuncia el cierre de LucasArts con sus correspondientes despidos y la probable cancelación de proyectos importantes.

Lamentable la noticia que tenemos que acercaros esta tarde, una de esas que muchos ya se olían desde hace tiempo, y es que uno de los grandes estudios o, al menos, uno de los más queridos y que más alegrías nos ha dado a lo largo de todos estos años nos dice adiós, y nosotros nos quedamos con una lagrimita en los ojos.

LucasArts dice adiós.

Disney hace oficial a través de un correo enviado al medio GameInformer el cese de producción y cierre de LucasArts. Tras la adquisición de LucasFilm y, por consiguiente, el resto de divisiones bajo la tutela de George Lucas, en Disney han estudiado su actual situación en la industria de los videojuegos, y han decidido que no es el momento de 'hacer gasto' en ese sentido, por lo que han tomado la determinación de pasar del desarrollo interno a un modelo de licencia.

Como os podéis imaginar, esto supone la más que probable cancelación de Star Wars 1313 (del cual ya se rumoreaba que se encontraba en suspenso) y Star Wars First Assault, los dos juegos que se encontraban en desarrollo en LucasArts (al menos que supiéramos). Aún así, siempre existe la posibilidad de pasar el testigo de la licencia a un equipo externo, por lo que no deberíamos perder la esperanza.

Se espera que en las próximas horas los dirigentes de Disney proporcionen más información al respecto, pero mientras tanto toca lanzar una Salva en honor a los artistas de LucasArts. ¡Gracias por todos estos años de diversión e ilusión! ¡Mucha suerte en vuestro futuro!