Científicos creen que la gran masa de agua líquida en el interior de esta luna de Júpiter comparte compuestos químicos con la superficie
Europa, una de las más intrigantes lunas de Júpiter,
alberga en su interior una gran masa de agua líquida justo debajo de su
helada superficie. Y, según un nuevo estudio de investigadores de la
NASA, ese océano no está aislado,
si no que comparte compuestos químicos con su superficie: Si un
astronauta pudiera lamer el suelo de ese extraño mundo, estaría probando
el agua en su interior.
La investigación de Mike Brown, astrónomo del Instituto
Tecnológico de California (Caltech) y Kevin Hand, del Laboratorio de
Propulsión a Chorro (JPL), en Pasadena, describe la evidencia más fuerte
hasta ahora de que el agua salada del vasto océano es capaz de abrirse camino hasta la superficie.
El hallazgo, basado en algunos de los mejores datos desde
que la misión Galileo de la NASA (1989 a 2003) fuera enviada a estudiar
Júpiter y sus lunas, sugiere que hay un intercambio químico entre el
océano y la superficie, haciendo que el océano tenga un ambiente químico
más rico. El trabajo aparecerá publicado en la revista Astronomical Journal.
El intercambio entre el océano y la superficie «significa
que la energía podría estar pasando en el océano, lo cual es importante
para las posibilidades de vida allí. Esto también significa que si
quieres saber lo que hay en el océano, sólo tiene que ir a la superficie
y raspar un poco», afirma Brown.
Los científicos creen que el océano de Europa cubre todo el
globo de la luna y tiene aproximadamente 100 kilómetros de espesor bajo
una capa de hielo fino. Desde los días de las misiones Voyager y
Galileo, los científicos han debatido sobre la composición de la
superficie de Europa. El espectrómetro de infrarrojos a bordo de Galileo
no fue capaz de proporcionar la precisión necesaria para identificar
definitivamente algunos de los materiales presentes en la superficie.
Ahora, utilizando el telescopio Keck II en Mauna Kea, Hawai, y su
espectrómetro de OSIRIS, Brown y Hand han identificado una
característica espectroscópica en la superficie de Europa que indica la presencia de una sal de sulfato de magnesio, un mineral llamado epsomita, que podrían haberse formado por la oxidación de un mineral probablemente originado en el océano.
La mar salada
Los autores creen que la composición del océano de Europa puede asemejarse mucho a la mar salada de la Tierra.
Esta luna se considera un objetivo principal en la búsqueda de vida
fuera de nuestro planeta. Un equipo de investigación financiado por la
NASA dirigido por el JPL y el Laboratorio de Física Aplicada de la
Universidad Johns Hopkins en Laurel, Maryland, ha estado trabajando con
la comunidad científica para identificar opciones para extender la
exploración de Europa. «Si algo hemos aprendido acerca de la vida en la
Tierra, es que donde hay agua líquida, por lo general hay vida», dice
Hand. «Y, por supuesto, nuestro mar es un mar agradable y salado. Quizás
el océano salado de Europa es también un lugar maravilloso para la
vida».
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