La compañía japonesa lanzó hoy hace 30 años la máquina que revolucionó la industria y cambió la historia
El sector de las consolas estuvo en peligro de extinción de extinguirse en 1983. La llamada crisis de los videojuegos era la agonía de las máquinas domésticas. Atari, la primera marca con éxito comercial real, estaba a punto de la bancarrota
por exceso de optimismo en el cálculo de las previsiones de éxito de
sus nuevos juegos. Decenas de consolas de baja calidad y videojuegos aún
peores habían deprimido una industria metida en los hogares desde
mediados de los setenta.
Estados Unidos era la gran potencia del sector. La japonesa Nintendo,
históricamente una marca de juegos de cartas metida a juegos de mesa e
infantiles, había mostrado interés por los juegos electrónicos y había
creado algún título de éxito como «Donkey Kong». La compañía finalmente se animó a crear su propia consola. El 15 de julio de 1983 salió en Japón con el nombre de Famicom (Family Computer), una máquina que daría dos años después el salto a occidente con el nombre de NES (Nintendo Entertaiment System). Vendió 62 millones de en todo el mundo, una cifra que no sería superada hasta la llegada de la PlayStation de Sony a mediados de los noventa. Nintendo no batió la marca de NES hasta la llegada de la Wii en 2006.
Control del mercado
La empresa japonesa estableció una serie de condiciones que
motivaron el éxito de la NES y marcaron el modelo posterior de la
industria. La primera fue fijar un estándar para evitar juegos de baja
calidad, una de las principales causas del fracaso de las anteriores
consolas. Para conseguirlo, tenía un control absoluto sobre los cartuchos con
un chip que obligaba a la compatibilidad previa autorización de
Nintendo. Los desarrolladores, además, tenían marcado un número limitado
de títulos al año.
La absoluta posición de dominio permitía a Nintendo imponer
sus condiciones a los creadores de juegos. La competencia entre las
máquinas de 8-bits era pujante, pero no hacía sombra: la también japonesa SEGA tuvo
varios intentos en el rango de tercera generación, pero con la de mayor
éxito, la Master System, superó escasamente los 13 millones; la Atari 7800 vendió poco más de tres millones en todo el mundo
Icono pop
La NES marcó también un antes y después con sus accesorios.
Nintendo sustituyó los tradicionales «joystick» por un modelo más
manejable, el «pad»,
con un controlador plano en lugar del palo vertical. El resto de
consolas posteriores ha imitado el mismo estilo. El mando de NES es, de
hecho, un icono de la cultura pop.
Otros periféricos de éxito como la pistola ayudaron a la popularización
de la consola, imbatible hasta la llegada de las consolas de cuarta
generación, las históricas de 16-bitsSuperNintendo y Mega Drive en los años noventa.
Pero si por algo Nintendo consiguió estar por encima del
resto y marcar historia fue por sus videojuegos. La compañía japonesa
introdujo la narración en
los juegos, ahora con argumento complejo. Antes a nadie le importaba
por qué Míster Pac-Man comía cocos sin parar ni por qué le perseguían
unos fantasmas. Los juegos estaban basados en la filosofía de las
recreativas: simples y de corta duración para que el jugador introdujera
monedas sin parar. A partir de entonces, el argumento pasó a formar
parte indispensable de la creación. Por eso sagas míticas como Super Mario, Zelda o Final Fantasy, nacidas con NES, siguen siendo títulos de éxito en los nuevos modelos de consola.
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